miércoles, octubre 17, 2007

The Optic Nerve, "Lotta Nerve"

Los sesenta fueron sin duda una década legendaria en lo que respecta a la música, de gloriosa fertilidad y rebosante de sonidos que dejaron huella para siempre. Aquellos discos misteriosos, bellos, sorprendentes, contenían una inocencia y una pureza que se convirtieron en el ideal de mucha gente que los entendía como el paraíso perdido. Esto es lo que les sucedió a Optic Nerve, una banda neoyorquina de mediados de los ochenta que quiso recrear con su música todas aquellas emociones excitantes en plena época de sintetizadores, crepados de pelo y arrogante posmodernismo. Su postura radical les llevó a no poder incluirse en ninguna de las escenas alternativas que se estaban desarrollando entonces, y de hecho no llegaron a publicar ningún disco en vida, aunque en 1999 se agruparon de nuevo, y al parecer editaron un nuevo disco, On!, en el 2006. Hoy por hoy, nos queda de aquella etapa un legado de dos discos, ambos editados en 1995, varios años después de que se grabaran las canciones: Forever and a Day, un álbum de corte más folk y rhythm & blues, aguerrido y garagero, originalmente compuesto en 1988, y Lotta Nerve, que recopila sus singles y que es el que ahora nos ocupa.

El sonido de este disco es algo absolutamente puro y fresco, sorprende e incluso conmueve la manera en que están plasmadas las canciones, con unas guitarras que se deshacen en estallidos melódicos y unos estribillos cantados como si quisieran llegar al número 1 a mediados del 65 (de hecho, lo hubieran conseguido). Aquí huele a los Byrds, a los Beatles e incluso al Dylan más amable, parece la obra maestra de un grupo americano salido de la máquina del tiempo e influenciado por la invasión británica. Ahí está esa delicatessen que es "Ain't That a Man", nadie sospecharía que esa canción fue grabada a mediados de los ochenta, hay aquí demasiado convencimiento e ingenuidad, con una guitarra Rickenbacker deliciosa y limpia, omnipresente como el agua de las olas, y una batería que suena exactamente igual que cualquiera de las del recopilatorio Nuggets. En este tipo de canciones Optic Nerve eran maestros, tenemos la prueba con la siguiente, "Mayfair", otro tesoro de la psicodelia, cantada a varias voces, una síntesis del misterio y la belleza que se escondían en discos como los de Blues Magoos o Strawberry Alarm Clock. Es increíble cómo suenan a grupo clásico, porque también lo consiguen en "Happy Ever After", donde se parecen más a Bob Dylan, o quizá a los Byrds, con una melodía que parece haber sido captada directamente de los años sesenta en las maquetas inéditas de un grupo oculto. Demasiado bueno.

Todos estos adjetivos pueden aplicarse de nuevo a "Take Me", con un espíritu muy afín al de los grupos del Paisley Underground de aquellos mismos años, pero con un sonido infinitamente más cercano a la época en que se inspiran, y una Rickenbacker desbocada y que cabalga sobre la canción. En "Leaving Yesterday Behind" son los Byrds, se han transformado en ellos a base de querer parecerse, encarnados más bien en Gene Clark y su particular fraseo a la hora de cantar, e infalibles cuando elaboran, al igual que sus maestros, melodías tiernas y enigmáticas que parecen alzarse hacia el cosmos. Con "Same Way Too" se acercan al country, sin abandonar igualmente la guitarra de doce cuerdas, ni las armonías vocales, ni tampoco el preciosismo en melodía y estribillo, a la manera de unos Flying Burrito Brothers. Y "Kiss Her Goodbye" representa la vuelta a la psicodelica más tierna, al garage más dulce y sensible. "What's She Tryin To Do" es un clásico que podría haber aparecido en el Rubber Soul de los Beatles, consiguen la misma facilidad que ellos para unir de manera sencilla y natural el sonido de cualquier estilo que absorbiesen con la imbatible pegada de la melodía. "What's Been Missin'" ya es una gozada, un himno veraniego que parece ideado en el mundo de sueños de Buddy Holly, y cuya melodía sensual es una exquisitez potenciada por un sonido muy sencillo y concreto.

"Like To Get To Know Her", absoluta obra maestra, se basa por completo en el estilo de Gene Clark de sus discos del 67, apaciguada y sabia, cantada como si él mismo estuviese ahí. Parece, de hecho, una canción folk arrancada de la tradición y que carga con el espíritu de varios siglos. En "She's A Drag" se muestran acelerados y adictivos, mientras que "I See The Truth" es un escarceo por el garage más descarado, por una vez distorsionan las guitarras y se muestran hostiles y disonantes, aunque tampoco demasiado. Para terminar, "The Girl With The Beautiful Eyes" es un postre formado por una melodía que quiere expresar nostalgia y belleza pop, otra vez con el inestimable sonido de las doce cuerdas, pero ahora plegadas a una canción maccartniana que incluye una acertada y discreta guitarra española.

Lotta Nerve es un disco imprescindible por su voluntad fanática de reproducir un sonido de otro tiempo, por incluir canciones tan buenas como las que grababan los grupos en los que se inspiran, por constituir, en definitiva, un reducto de idealismo que no entendía de negocios ni de modas. Se trata de una colección de joyas depuradas y entusiastas, movidas por una energía succionada a las canciones de los sesenta que amaban. Hay un equilibrio perfecto entre pasión y calidad que hace que probablemente este disco sea uno de los más especiales que podremos escuchar nunca.

Lo tenéis aquí:

The Optic Nerve. Lotta Nerve (1995)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

despues de leer la descripcion que haces de su musica es imposible no querer tenerlo.... muchas gracias... en cuanto lo escuche te doy mi opinion

saludos

Unknown dijo...

Impecable disco. Lo adquirí hace unos meses y no me lo quito de la cabeza. Felicidades por el artículo y el blog.

Anónimo dijo...

Son Muy lentos , pero de igual manera son exelentes tiene buenos temas la cual te asen volver a un verrano de los 60 je ,,,

aunque prefiero las bandas mas energeticas ....